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Se dice que las ‘iniciaciones’ plantan semillas en nosotros para desarrollar una mente despierta, liberada de ataduras y percepciones erróneas. Nos guían hacia cualidades altruistas como el amor y la compasión pura, y nos ayudan a conocer la verdadera naturaleza de nuestra mente.

En el contexto occidental, se conoce tradicionalmente como “iniciación”, “iniciación tántrica” o incluso “empoderamiento” al acto de ‘recibir las enseñanzas para llevar a cabo una práctica específica’. Estas prácticas están relacionadas con yidams o deidades meditativas, que representan ciertos aspectos de una mente iluminada (una mente despierta y libre de emociones aflictivas). Estas prácticas tántricas nos ayudan a cultivar la esencia del yidam en nosotros mismos.

Un ejemplo de esto es la práctica del yidam del ‘Buda de la Compasión’, conocido como Chenrezig (tib.) o Avalokiteshvara (skt.). Esta práctica, en líneas generales, abre nuestro corazón para fomentar el amor, la alegría, la compasión y la ecuanimidad. Al recibir la ‘iniciación’ de un yidam, se nos da el permiso para recitar el mantra, visualizarnos y sentirnos como él.

“Shedra” es una palabra tibetana que ‘significa lugar de las enseñanzas’, pero, más específicamente, se refiere al programa académico y educacional que se imparte en los monasterios del Budismo Tibetano. Gracias al diálogo entre el budismo y la ciencia, promovido por distintos maestros y, en particular, por Su Santidad 14º Dalai Lama, el budismo ha aportado a diversas áreas del conocimiento como la psicología, la filosofía (epistemología) y la neurociencia.

Implementado por el Centro de Meditación Drikung Kagyu, Shedra busca difundir las enseñanzas de Buda con el fin de ser un aporte al buen vivir de las personas y que el aprendizaje se transforme en herramientas prácticas para una mejor calidad de vida y para aportar al desarrollo espiritual. Este programa dura cuatro años y todos los semestres se imparten cursos diferentes.